El Real Madrid nunca olvidará la ciudad de Alcorcón, escenario del mayor ridículo de toda su historia. El Municipal de Santo Domingo provocó el capítulo más nefasto que se recuerda en la vida de un Real Madrid que se supera en la Copa. Pasan los años, cambian los jugadores, los entrenadores... y el Madrid sigue superándose en ridículos en una competición que sólo ensucia su escudo en los últimos tiempos. Lo de este martes tiene una salvedad. Nunca será superado. El Alcorcón, un equipo humilde que juega al fútbol, puso en evidencia las miserias blancas.
El Alcorcón jamás pudo imaginar una noche así, tampoco el Real Madrid, que se marchó a vestuarios con una camiseta que había perdido el escudo en el camino. Al Madrid le debe importar un pimiento que pueda darle la vuelta a la eliminatoria en el Bernabéu. El daño ya está hecho. El Alcorcón le demostró al Madrid que la ilusión, las ganas y el corazón siguen existiendo en el fútbol. El equipo de Pellegrini no quiso concentrarse para este encuentro.
La vergonzosa noche del Madrid no debe esconder ni dejar en segundo plano la gloria del Alcorcón, que había ganado 'su' Copa de Europa y 'su' Mundial al mismo tiempo. No es para menos. Los alcorconeros sí salieron al campo, los locales sí quisieron ganar este partido. El Alcorcón evidenció al Madrid jugando al fútbol sin focos. Los blancos se marcharon al descanso perdiendo 3-0. No era un sueño, ni una pesadilla, era el mundo real que dejó de lado el Madrid. Las galaxias no existen.
El Alcorcón rozó el primero en los tres primeros minutos, cuando, por tres veces, acarició el gol. El aviso para el Madrid no pudo ser más evidente. No importó que futbolistas como Raúl, Benzema, Guti, Granero o Albiol estuviesen presentes. Los que merecieron llevar esa camiseta blanca o la de cualquier equipo grande fueron Juanma, Nagore, Íñigo, Gómez, Anaurbe, Rubén Sanz, Sergio Mora, Béjar, Ernesto, Borja, Cascón, Bravo, Jeremy y Carmelo. Futbolistas humildes que juegan por amor a este deporte, que les da para llegar a fin de mes, pero no para vivir. Pertenecen al planeta Tierra. El Madrid de la excelencia se arrojó al vacío.